Panamá es un país destinado a prestar servicios. El comercio es el motor de la economía local y generador de plazas de trabajo para miles de personas. Empero, otros sectores como la industria y la agricultura han dado su aporte al desarrollo económico, siendo esenciales para la supervivencia de obreros y campesinos, grupos sociales que representan a la masa productiva del istmo.
El gobierno panameño se encuentra en la encrucijada de concretar inmediatamente un acuerdo de libre comercio con los Estados Unidos, sopena de correr el riesgo de perder inversiones futuras y el apoyo económico de la mayor potencia mundial.
La denominada séptima ronda de negociaciones, que se realizará dentro de poco en Washington, deberá discutir temas cruciales para la economía panameña como la protección de algunos rubros agrícolas, como arroz, lácteos, pollo, carnes, banano, sala y otros rubros sensitivos.
Alejandro Ferrer, Ministro de Comercio e Industrias, fue claro en decir que Panamá hará todo lo posible por salvar el sector agrícola. Sin embargo, advirtió que los productores deben prepararse para ser competitivos o de lo contrario desaparecerán ante el empuje de la globalización.
El compromiso de efectuar un tratado de libre comercio (TLC) con Norteamérica implica sacrificios, pero también ganancias. Según el gobierno, pactando un acuerdo comercial con una superpotencia, la lógica indica que el "país más pequeño (Panamá) puede salir ganando frente al país más grande (EE.UU.) en el pacto", siempre y cuando estemos claros en qué somos buenos en el mercado internacional.