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Cáliz

Por: Josefa Marin Rubio | Colaboradora

Al mejor estilo de "Harry Potter" cada joven lleva dentro de sí a un potencial campeón. Listos para enfrentar las más difíciles pruebas que la vida les presente.

Los chicos son el reflejo de la juventud que han dejado atrás los padres. Todo cambia, como dijo la joven protagonista (Harmione) en esta famosa película inglesa.

Estos jóvenes también crecen. La última cinta de Potter no es para niños sino para adolescentes. Algunos muchachos con los años dejarán las rebeldías que tanto molestan a sus padres, otros quizás morirán a causa de ellas y, unos cuántos (esperemos que no) permanecerán rebeldes toda su vida.

La juventud muy pocas veces se ve reflejada en la pantalla grande con todas sus emociones, interrogantes, defectos y cualidades. La intención es que los veamos como las personas que buscan un lugar en la sociedad, distinto al que tenían cuando niños.

Este espíritu disconforme los mueve a demostrar con sus actos que no hay peligro que los pueda detener. Muchas veces les importa poco si dejan la vida en el camino.

Para ellos, lo importante es lograr la máxima atención de quienes los rodean y en esto los padres no siempre perciben la intención con que actúan los jóvenes. Calificados rápidamente como "rebeldes sin causa" que deben ser combatidos y poco entendidos, los muchachos responden mostrando la "oveja negra" que duerme en ellos.

En muchos casos, los progenitores están ocupados en su responsabilidad de adultos.

Son tantos los compromisos por cumplir en bien de la familia, que pasan por alto el hambre de amor que tienen los hijos en esta etapa de confusión y búsqueda de identidad propia.

Frases como "tú no me conoces, "no sabes quien soy", expresan claramente el reproche o disgusto que sienten los hijos adolescentes cuando ni siquiera los padres se ponen en sus zapatos por un minuto.

Los jóvenes, con el paso del tiempo reflejan en sus logros las lecciones aprendidas de sus padres. El mejor ejemplo siempre debe venir de casa.

Aunque a veces se duda, los muchachos y muchachas pueden también dar agradables sorpresas, como: al entrar su hijo a la cancha de fútbol, lo vea encomendarse a Dios, haciendo la señal de la cruz. O bien, escribiendo un buen artículo en una importante revista. �Esto es un Cáliz de Triunfo!.



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