Hemos rebuscado en el nuevo testamento, preguntado a cuanto predicador se haya cruzado en nuestro camino y no hemos podido saber cuáles fueron los robos que cometió Dimas, el buen ladrón. Mi inquietud es por la certeza que tengo, que los ladrones que les roban al estado juran que valiéndose del algún tema que no conozco, obtienen absolución tanto en la tierra como en el cielo, porque no puedo explicarme tanta corrupción seguida.
Yo me imagino que la conciencia de Dimas, en un momento de hambruna de él y sus vecinos, se atrevió a "conejearle" un saco de pan a un poderoso zancudo israelita, para que lo sacrificaran en el Gólgota. Lo cierto es que no podemos comparar al buen ladrón con las almas de los que salen millonarios de los puestos gubernamentales, mediante concesiones, coimas, parentescos y prebendas.
Al bíblico Dimas, más bien podemos compararlo con cristianos que robaron para los pobres y que nunca asaltaron al gobierno, como un Robin Hood o un Willie Sutton, este último que llegó a robarle a más de 100 bancos en forma espectacular o, con el más famoso de todos los ladrones de peso en este planeta: Ronnie Biggs, autor del robo del siglo y quién se burló de la policía por 35 años seguidos, hasta que se aburrió de ayudar a la gente entregándose sólito. Ninguno de ellos atracó al erario en desmedro de la salud ni del estatus educativo de los pobres.
Lo cierto es que en Panamá no hay buenos ladrones, todos tienen su boleto al infierno por criminalizar la política y atentar contra el bienestar social.
Y, lo peor es que son políticos que han influenciado a muchos ciudadanos, haciéndoles ver que esta actitud delincuencial es el modelo a seguir, observe que hasta la gente de cutarra sin ninguna preparación, quiere ser político y si usted le pregunta: Para qué?, les contestan: "�buenu, pá logra algu de la leche que da la vaca!".
