Las lecturas de este domingo nos invitan a ser fieles en la fe, a esperar sobre toda esperanza; a vivir las virtudes teologales, fe esperanza y caridad y a devolver a los hombres lo que es de los hombres pero también a Dios lo que es de Dios, para poder alcanzar la gracia que viene del Todopoderoso.
El Evangelio de hoy nos debe dejar varios interrogantes: �tenemos actitudes farisaicas?, �somos hipócritas? o, por el contrario, �seguimos las actitudes de Jesús que nos enseña y nos muestra el camino para llegar al Padre?.
Sus adversarios siempre están a la expectativa y esperando el momento para cuestionarlo, buscando siempre un motivo de qué acusarlo, ahora le preguntan de manera sarcástica: �está permitido pagar impuestos al emperador o no? El Señor da una respuesta de gran profundidad: Dad al César lo que es del César (tributos, obediencia a las leyes).
Como ciudadanos; los cristianos tenemos "el deber de aportar a la vida pública el concurso material y personal requerido para el bien común" (Gaudium et spes). Por su parte, las autoridades están gravemente obligadas a servir al bien común sin buscar el provecho personal, a legislar y gobernar con el más pleno respeto. Lo que realmente importa, no es que se paguen los impuestos al César, al emperador le pertenecen las monedas del impuesto. Lo que importa es dar a Dios lo que es de Dios.
Para Jesús, todo poder viene de Dios, por tanto, el poder del César viene de Dios y entonces el poder y la administración de la justicia deben estar subordinados al poder de Dios. Por eso el cristiano respeta las leyes, paga sus impuestos, respeta las autoridades, y las autoridades cristianas deben actuar iluminadas por su fe.