Un poco más y muero inocente, si no es por el pelotón de jubilados que descansa luego de ejercitarse en el gran campo de juegos de Brisas del Golf. Ellos me aseguraron que las mujeres de la gran manzana no cobran y que tampoco hay que gastar dinero y tiempo en enamoramientos ni corretearlas como muchos acostumbran acá en Panamá. También dicen que como una gringa de ese crisol variopinto de mujeres que tienen los yankees, se enamore de uno, ella buscará la forma de acercarse, para demostrarte que tiene interés en tu persona entregándote una tarjeta con la mayor seriedad femenina del mundo, todo eso para antes de despedirse decirte que la llames para conversar al respecto.
Y es que las neoyorquinas, además de no pedir plata, te llevan a su respectivo apartamento en donde mantienen una férrea disciplina con toda la familia. Si es madre soltera, no necesita advertir al resto que no toquen la puerta, no pasen llamadas ni molesten durante su encuentro amoroso, es más, generalmente es ayudada en el acomodo de las cervezas y los bocadillos de su tenida. Al parecer, los gringos tienen bien claro aquello de la privacidad.
Cuentan los privilegiados jubilados del norte residentes en Brisas y yo les creo, que en los bares pasa igual y pueda que una dama te mande un trago en señal de que está muy interesada en lo que ya sabemos. Si usted la acepta en su mesa o al lado suyo en la barra, es sobreentendido que esa bienvenida es bajo la ley no escrita del "dutch", o sea que la cuenta es "mita y mita".
Para aumentar mi asombro, me certificaron que las latinas, antes de adaptarse a esas costumbres, pasan mucho trabajo en los Estados Unidos, pues acá las tenemos muy mal acostumbradas. Para reafirmar sus aseveraciones, me contaron estos amigos lo que le pasó a una superbelleza de nuestro país, que no sabía que allá no se cobraba y que a veces era lo contrario. La muchacha muy gustosa al término del encuentro despidió al joven gringuito y cuál no fue su sorpresa cuando este le dijo que eran B
150.00, a lo que ella por ignorancia le respondió con un sartenazo en la cabeza. No obstante, los riesgos son los mismos que en Panamá con tal que no te protejas, ya que pueda que te salga el tiro por la culata con una enfermedad o preñando a la muchacha. Ante ambas situaciones te costará caro.