La economía del pueblo panameño es el manantial inagotable e incansable que no deja de fluir, donde todas las armas violentas apuntan a destruirla sin piedad, coartándole el derecho a restituirse de sus caídas, tampoco para tomar nuevos impulsos de quienes la padecen, por la ausencia de una normativa sensible, donde es difícil salir vencedor de estas confrontaciones sutiles.
Pero es algo evidentemente inaceptable que un pueblo mayor de edad no sepa cuidar el dinero que tanto sacrificios nos cuesta. Hace algunos días se recibió un leve aumento en el área gubernamental, después de pasar mucho tiempo que la historia no registraba un evento de tal naturaleza.
Esta medida se debe a las constantes y severas alzas que experimenta la canasta básica. Aquí las leyes de la gravitación del físico y matemático inglés no funcionan, pues todo lo que sube no baja. Yo no sé cuál será nuestro camino a seguir; son tantas las presiones que comer se convertirá en un desastroso sacrificio. �Quién podrá extender la mano deteniendo esta marcha crucial en evolución ascendente? Si los sueldos de todos nosotros se reducen a la terrible desesperación de no tener para calentar la paila. Siempre me he preguntado tratando de encontrar la fuente verdadera y razonable que me diga el por qué la gente gasta el dinero en diversión cuando de por medio hay compromisos ineludibles con nuestras familias primero.
Cuando afirmamos que la pereza es la madre que engendra todos los vicios no nos estamos saliendo un punto de la verdad.
El hombre responsable lleva su vida con dignidad, primero se pagan los compromisos y después alojamos los vicios que desarman casi siempre la serenidad hogareña.
Ellos son los consejeros de las separaciones de los componentes familiares en Panamá. Las entradas pesan menos que las salidas, esto demuestra que existen fuerzas onerosas que nos sojuzgan internamente, expropiando lentamente nuestra voluntad. Tenemos que alejarnos de los caminos normales que siguen la mayoría de la gente, negando el encuentro de nuevos y prometedores horizontes. No podemos permanecer encerrados para siempre en la oscuridad, nueva temática alerta al individuo actual, llegada por un soplo de viento intelectual renovador.
