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Temblor madrugador

Adán R. Schultze | Economista

El 14 de marzo de 2005, un fuerte sismo sacudió el este de Turquía. De intensidad 5.9 en la escala Richter, el temblor mató 18 personas, dejó decenas de heridos y derrumbó edificaciones en un amplio radio alrededor de epicentro.

El 27 de diciembre de 2003, en la madrugada, un devastador terremoto de 6.5 grados sacudió a Irán y dejó más de 20, 000 muertos. Todos los edificios se cayeron, y miles fallecieron sepultados.

Acá, en Panamá, el pasado sábado 4 de julio, un sismo fuerte de 6.3 grados en la escala Richter hizo estremecer al centro del Istmo, sin dejar muertos, aunque sí dos personas heridas y leves daños.

En la mañana, no podía creer que los colosales edificios de entre 30 a 60 pisos de Costa del Este, Punta Pacífica y Punta Paitilla todavía estuvieran de pie. Un conductor vio ese increíble espectáculo de los semáforos bamboleándose en plena calle, mientras los rascacielos se mecían al ritmo de las ondas telúricas.

Ninguna rajadura de consideración en las torres se apreciaron cuando viajaba por el Corredor Sur. Era un ejemplo de que los ingenieros y arquitectos panameños, así como la mano obrera de la construcción de nuestro país, son realmente profesionales, y no una banda de improvisados e irresponsables.

A diferencia de Irán y Turquía, en donde impera la mala política de construir edificios sin evaluar el terreno donde uno está parado, en Panamá se ha luchado cielo y tierra por controlar el desacelerado urbanismo nacido del otrora "boom" económico que acabó en 2008.

Sin embargo, no todo es gloria. El Sistema de Protección Civil (SINAPROC) las tuvo difícil el pasado sábado, debido a la falta de equipos, materiales, políticas de entrenamiento de evacuación o avisos previos de desgracias. Pese a que las nuevas autoridades al mando de Arturo Alvarado dieron avisos de tranquilidad, que sus comunicadores sociales se activaron para informar sobre la situación, lo que fue evidente que en la pasada administración de Roberto Velásquez Abood no hubo programa alguno de emergencias ante terremotos o "tsunamis" en Panamá.

Al nuevo SINAPROC, le recomendamos preparar simulacros de emergencias en los colegios, empresas privadas y entidades públicas, así como en urbanizaciones con propiedades horizontales de enorme tamaño.

Recordemos que el Istmo está en medio de cuatro grandes placas tectónicas. La denominada "microplaca de Panamá", de 500 kilómetros de extensión, está presionada por los bordes continentales y las plataformas submarinas.

Y los grandes terremotos no son raros en nuestro entorno. En 1882, un gran terremoto de 7.7 grados de magnitud destruyó parte de la Ciudad de Panamá, y el 21 de abril 1991, el sismo de Bocas del Toro hasta provocó un pequeño "tsunami".

"Más vale prevenir que lamentar", advierte el popular dicho. Esperemos que el SINAPROC, por lo menos, haga su trabajo y prepare a la población ante las sorpresas que la naturaleza puede ponernos en el camino.



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