Las autoridades chinas informaron que al menos 156 personas murieron en las últimas horas durante protestas de la minoría étnica musulmana uigur en el oeste del país, aunque admitieron que el número de víctimas fatales podría ser mayor.
Según la prensa oficial china, más de 800 personas resultaron heridas en las manifestaciones que tuvieron lugar en la provincia de Xinjiang.
La agencia de noticias Xinhua informó que "la situación está bajo control", luego de que la Policía restaurara el orden y arrestara a cientos de manifestantes.
"La Policía busca a 90 destacados participantes en los incidentes".
Las cifras de muertos reveladas por Pekín sugieren que este podría ser uno de los enfrentamientos más serios entre las autoridades y manifestantes desde la matanza de hace 20 años en la plaza de Tiananmen, en Pekín.
HECHOS.
De acuerdo con fuentes de estos exiliados, la Policía disparó indiscriminadamente durante marchas pacíficas realizadas el fin de semana en Urumqi.
Sin embargo, según la agencia Xinhua, los manifestantes portaban cuchillos, ladrillos y palos, también destruyeron vehículos y atacaron comercios.
El Gobierno de Xinjiang aseguró que la violencia fue "organizada e instigada" en el exterior.
Entretanto, Alim Seytoff, vicepresidente de la Asociación Uigur Americana con sede de EE.UU., condenó lo que llamó excesos de las fuerzas del orden en la represión de las manifestaciones.
"Pedimos a la comunidad internacional que condene el asesinato de uigures inocentes por parte de China".
Separatismo
La violencia estalló en Urumqi, capital de la región autónoma de etnia uigur de Xinjiang, en el noroeste de China, luego de que creciera el malestar por cómo las autoridades manejaron una reciente crisis entre trabajadores uigures y de la etnia han, la mayoritaria en China.
Medios periodísticos aseguran que Xinjiang es una zona mayoritariamente musulmana, que ha sido fuente de tensiones durante años.
Parte de la población uigur, compuesta por ocho millones de personas, tiene sentimientos separatistas y se opone a lo que denomina preponderancia cultural impuesta por el Partido Comunista Chino en la región.