El internacional argentino �ngel di María, que abandona el Benfica por el Real Madrid, es un endiablado extremo zurdo que explotó el último curso en Portugal tras un largo y duro proceso de aprendizaje que duró tres temporadas.
El nuevo fichaje merengue es un jugador completamente distinto al que llegó a Lisboa en el verano de 2007, cuando fichó por el Benfica procedente del Rosario Central argentino a cambio de ocho millones de euros.
Entonces, un chaval paliducho, delgado y parco en palabras aterrizaba en el mayor club de Portugal con la responsabilidad de suplir al idolatrado Simao Sabrosa, traspasado al Atlético de Madrid.
La principal carta de presentación de aquel semidesconocido chico de 19 años era la Copa Mundial Sub20 de la FIFA, conquistada en Canadá con la selección "albiceleste", en la que tuvo una notable actuación.
En su primer año en Europa, "Angelito" se diluyó influido por la negativa inercia del equipo, que, bajo la dirección del español José Antonio Camacho, acabó la temporada 2007-2008 en el cuarto puesto, uno de los peores en la historia del Benfica.
A pesar de la discreta actuación en su club, el extremo zurdo participó en los Juegos Olímpicos de Pekín de 2008 al servicio de la selección argentina y se convirtió en héroe al anotar el gol que dio la medalla de oro a su país, que superó a Nigeria en la final.
Ese tanto -una soberbia vaselina en carrera desde fuera del área- despertó las atenciones del mundo futbolístico hacia el número 20 del Benfica, quien se descubrió como un incisivo extremo armado de punta de velocidad y técnica depurada.