El primer Saladino del que he tenido conocimiento nació en la no muy bien ponderada ciudad de Tikrit, en lo que hoy es Iraq, era sultán de Egipto y Siria, allá por el siglo XII y de su nombre recuerdo que significa algo como "honrando la fe".
Este siglo XXI nos ha permitido descubrir otro Saladino, pero esta vez no de ciudades ni de reinos, sino de disciplinas deportivas de gran exigencia física, de meticulosa preparación y numerosos sacrificios.
Irving Saladino es un humilde muchacho de la provincia de Colón, cuyo amor por el atletismo, en particular por el salto largo, le ha permitido escalar paulatinamente un sitial destacado en las competiciones mundiales en las que ha logrado coronarse con laureles y medallas.
Todo lo logrado por este contemporáneo Saladino, ha sido gracias a una inquebrantable voluntad, a un incondicional amor por el deporte y a su capacidad de encontrar dentro de sí una senda por donde conducir toda esa energía exuberante de la juventud hacia metas positivas.
Y es que Colón ha sido siempre, a pesar de sus actuales vicisitudes socioeconómicas, una cantera de destacadas personalidades que en todos los ámbitos han dejado huellas, desde las artes hasta la economía, desde la docencia hasta la música, desde la jurisprudencia hasta el deporte.
Todo esto a pesar de la indolencia de la clase política, que ven en esta noble provincia un bastión de subversión y delincuencia, sin adentrarse en su realidad para rescatar el potencial de sus habitantes, en particular de los jóvenes que ante la falta de respuestas, no han tenido más remedio que delinquir para sobrevivir.
Debo reconocer que en ocasiones, algunos elementos transgresores son de difícil resocialización. Sin embargo, un trabajo metódico y sostenido con estas unidades, permitiría descubrir el verdadero Colón que subyace tras la violencia y la inseguridad ciudadana.
Irving Saladino ha demostrado, casi en solitario, que las cosas pueden hacerse, con fe en si mismo, con voluntad y amor propio. Ha confirmado que existen más caminos que la incertidumbre y el vacío en estas jóvenes vidas que comienzan a madurar en un difícil entorno engañadas por la doble moral de la estirpe política.
