Aunque la denuncia pública de los problemas de ineficiencia en los hospitales estatales, sobre todo en la atención de los pacientes, no es nada nuevo, no deja de ser un tema de vital importancia para la población de escasa capacidad económica.
Pero, este calvario que se vive día a día por el mal funcionamiento de los hospitales públicos, no sólo debe ser responsabilizado a la falta de recursos o de presupuesto. Cuando uno tiene la oportunidad de leer algunos de los tantos estudios sobre la materia, se destaca claramente que la escasez del recurso material, es sólo un síntoma de otros problemas. Proporcionarle a los hospitales estatales mas dinero, a costa de los contribuyentes, resultaría por lo tanto, sólo un paliativo a corto plazo.
La idea es hacer un esfuerzo para modificar la tendencia negativa que por años vienen provocando las deficiencias estructurales de los sistemas propios de nuestros países latinoamericanos. Esto es así ya que se puede comprobar una situación muy parecida en la región.
Por ejemplo, se plantean como posible causa, la falta de incentivos no sólo para los médicos, sino para los técnicos y los administrativos. Hay que premiar a los que ofrecen una buena atención y sancionar a los que no. Es decir, encontrar una nueva forma de hacer las cosas que pueda conjugar por ejemplo, obtener mas recursos económicos y mejorar la gestión hospitalaria.
Los técnicos calculan que los hospitales estatales, consumen entre un 30 y el 90 por ciento mas recursos de lo que es realmente requerido para su actividad. Un hecho que equivale a unos buenos millones de dólares del erario público perdidos. Pero, más que una búsqueda de la eficiencia pura, debemos que recordar que la salud y la educación, son las herramientas verdaderas que nos permitirán superar una vez por todas, la pobreza.