Ser libre es un recurso divino, otorgado por la santa providencia. La mejor forma de libertad la vivió el hombre de la caverna, nada lo sujetaba, nada lo ataba, el chirrido de los eslabones de las cadenas aún no había dicho presente en el escenario doliente de los sufrimientos.
Merodeaba, pero gozaba, tenía licencia respirando la pureza y riqueza del oxígeno que robustecía sus pulmones mostrencos. Con el correr del tiempo y el surgimiento de las ciudades, llego el dolor de cabeza, unos cuántos pensaron que era necesario gobernar a los demás, recurso que respondía, según ellos, a las complejidades del comportamiento humano; ya era la sociedad la que tomaba ventaja dando el grito, recurriendo a amordazar la libertad con las cruentas arbitrariedades y obstinaciones. Y la ley asomó sus penachos, clasificando los criterios ordenados de la conducta social en códigos imperdonables. Los griegos no fueron i. ~ los responsables de inventar la ley, ni siquiera originaron la noción
de ella. Estando los helenos en un estado semi-salvajes, ya en Babilonia existían códigos legales y en Israel se cumplía la ley Mosaica. Fue en el siglo VII A.C. que surge la ley griega que difería de las anteriores en variados y profundos aspectos, siendo dignos de mención la desvinculación de la arrogancia de un monarca en el futuro de sus subditos., mejorar sustancialmente la vida y suerte de los mortales, basada en un tipo de consenso popular, sujeta de poderse modificar, solamente recurriendo al pueblo para su aprobación.
Finalmente se esperaba que su inspiración asegurara la vida y propiedad de todos los que integraban la sociedad, no sólo las de un grupo selecto de dirigentes. Ella no debía tener manchas, se exigía que fuera igual para todos y así la practicaban los que tenían la dicha de conducir la nación. Los cimientos de la majestuosa sucesión del sistema legal de occidente, descansa en el procedimiento letrado de los primeros legisladores griegos.
Cada estado era dueño de sus -propias costumbres, sin copiarse de las reglas y gobiernos de otros pueblos extraños. Puedo afirmar sin derecho a dudas que estas normas de trascendentales influencias políticas se orientaron hacia el establecimiento definitivo de la soberanía del pueblo, por encima de todos los demás organismos que tuviesen encargados de hacerlas efectivas. La asamblea se convirtió en el órgano supremo de la voluntad popular y , el Estado en la gran institución benéfica responsable del halago ciudadano. Péneles, ha sido el más grande político y estratega heredado por Atenas a la humanidad. Su gobierno fue coronado por la gloria.
