Sólo intentaba ganarse algunos reales, pero un delincuente le jugó "la pacheca".
La ocasión era perfecta para hacer un pequeño negocio el día en que el amor le sale por los poros a la mayoría de los panameños.
Un niño de doce años se levantó temprano, fue a una floristería e hizo un trato con los dueños: "vendo algunas flores y luego le traigo su dinero".
Los dueños de la floristería aceptaron el trato con el pequeño ya que su intención era ayudar a ese niño.
Pero como el "juega vivo" impera en el corazón de algunos panameños, un sujeto de unos 35 años se aproximó al menor.
El ciudadano le dijo al niño, quien se encontraba vendiendo las flores por la avenida México, que por favor le buscara una comida en un kiosco que se encontraba unos metros antes.
Le aseguró que si le buscaba la comida, él le daría una.
El menor- quien confió en ese sujeto- le dejó las flores y fue en busca de la comida.
Cuando se dio cuenta que todo era mentira, fue tarde: el "tipejo" le había robado las flores.