Ahora que el Presidente Martín Torrijos, reformará el Ente Regulador de los Servicios Públicos, me hace recordar que hace unos seis años atrás, en la presentación de una publicitaria, a una de las distribuidoras de electricidad, yo planteaba la necesidad de una campaña de ahorro energético. El proyecto mereció el más olímpico menosprecio de ambas organizaciones.
Y es que la mentalidad consumista y los hábitos, también, son puntos necesarios de reformar, para poder aminorar el problema energético del país. La demanda eléctrica en Panamá, por diversos factores, está año tras año creciendo, lo mismo que los requerimientos de generación Y una esas causas, en gran medida. se da porque el panameño no tiene una idea clara de lo que compra, ni del valor del consumo de los artefactos eléctricos.
El anunciado aumento de la tarifa eléctrica, ha impedido que el panameño disfrute tranquilo estas fiestas de fin de año. Pero, nadie está haciendo el cálculo de los kilovatios que consume y cómo ahorrarlos, sino, cuántos dólares más tendrá que pagar.
Es cierto que se necesita una mayor transparencia en el cobro del servicio de electricidad, en cuanto a la información que debemos recibir y cómo se aplica el sistema mismo. El sentir de la comunidad, es que la tarifa resguarda mas bien, los intereses de las empresas y no tanto, de los usuarios. Además, se percibe que existe en algún lado de la cadena generación-distribución-comercialización, distorsiones en los márgenes de rentabilidad de los agentes que intervienen.
Tenemos de optimizar los recursos energéticos del país, hay que fortalecer y precisar mejor el papel regulador del Estado. No obstante, el gobierno debe procurar una política de ahorro integral y permanente del consumo eléctrico, como si quedara poca energía disponible. Un plan que contemple por ejemplo, la certificación por parte del comercio local, del consumo de los distintos aparatos eléctricos, que se ofrecen al público.