Porfirio Lobo, ganador presidencial de la elecciones celebradas el domingo en Honduras, convocó a un diálogo nacional en busca de reconciliar a la polarizada sociedad de este país, pero su desafío más grande como futuro presidente de Honduras será ganar la confianza de muchos países que no reconocen su legitimidad.
''Es difícil para un país en democracia no reconocer un proceso electoral que legitima un gobierno. Así (con elecciones) se termina la crisis, así se legitima el gobierno'', dijo Lobo ayer en una entrevista.
La crisis desatada por el derrocamiento de Manuel Zelaya en el país no representa ninguna inquietud para Lobo, quien sostuvo que "ya Zelaya es historia, ya es parte del pasado, ya estuvo".
Por otro lado, la XIX Cumbre Iberoamericana que se celebra en Estoril intentaba ayer conciliar las divergentes posturas que hay en la región sobre la legalidad de las elecciones celebradas en Honduras tras el golpe de Estado.
Portugal, como anfitrión de la reunión, ha aceptado la tarea de intentar redactar un documento en el que la Cumbre Iberoamericana pueda plasmar algún tipo de consenso en relación a las elecciones.