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Cuando la potencia más grande del mundo fue estremecida hasta caer, muchos se preguntaron si Dios permitió que pasara. ¿Cómo Dios puede permitir que mueran miles de personas? Esto se lo preguntaron a uno de los más grandes evangelistas, Billy Graham. La respuesta de este senil hombre fue: Es sencillo, el hombre se ha apartado de Dios. En los colegios de Estados Unidos se había prohibido orar y hasta hace poco hubo un litigio legal porque un ateo no quería que mencionaran a Dios en la Constitución.
En Panamá, la situación está tomando un giro interesante después que algunos cristianos ocuparon escaños en el Parlamento.
Nunca alguien había sugerido orar antes de cada sesión. Ahora existe la posibilidad de hacer las cosas como Dios manda, pero hay una persona que dijo: Ojo, cuidado que estamos violando el reglamento interno.
El cuadro se pinta muy similar a la época de Persa, donde habitaba el rey Darío, sus gobernadores y sátrapas.
Entre esos gobernadoras había un hombre de Dios llamado Daniel, quien oraba todos los días, pero los sátrapas hicieron firmar un edito al rey que prohibía que esto ocurriera.
La persona que no se inclinara ante el rey, sería arrojada al foso de los leones. Así incriminaron a Daniel y no quedó otro remedio que castigarlo.
El monarca, con dolor en su corazón, envió a Daniel, pero antes le dijo: "El Dios tuyo, a quien tú continuamente sirves, él te libre".
Fue una noche negra para el rey porque no quería hacerlo, pero tenía que cumplir. Pasaron las horas y muy de mañana fue por Daniel al foso diciendo: "Daniel, siervo del Dios viviente, el Dios tuyo, a quien tú continuamente sirves, ¿te ha podido librar de los leones?"
Entonces Daniel respondió al rey: "Mi Dios envió su ángel, el cual cerró la boca de los leones, para que no me hiciesen daño, porque ante él fui hallado inocente; y aun delante de ti, oh rey, yo no he hecho nada malo".
Después de que el profeta pasó la prueba, fueron traídos aquellos hombres que lo habían acusado y fueron echados en el foso ellos, sus hijos y sus mujeres; y aún no habían llegado al fondo cuando los leones se apoderaron de ellos y les comieron.
Ojalá no sea este el final de los que reniegan de Dios en la vida política porque sería fatal.
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