Por semanas la oposición panameña estuvo denunciando que el Ejecutivo había elaborado para el año 2009 un proyecto de presupuesto con fines electoreros, de cara a las elecciones del próximo año.
Sin embargo a la hora del debate del proyecto, los diputados de oposición no fueron capaces de articular un informe de minoría para dejar plasmado en un documento sus objeciones a las proyecciones de ingresos y egresos del próximo período fiscal.
Ese tipo de actuaciones siembran nuevas dudas sobre la clase política. No se entiende cómo los principales dirigentes de los partidos adversos al oficialismo expresen a todo cuello su rechazo a la cuantía del presupuesto, pero sus diputados no sean consecuentes con ese lineamiento.
El presupuesto general del Estado será de 9, 763 millones de dólares, un crecimiento del 17 por ciento en comparación con la presente vigencia. Más que la cuantía, lo central es que se manejen correctamente esos recursos, sobre todo cuando el mundo está inmerso en una grave crisis financiera.
El Ejecutivo ha expedido un decreto advirtiendo sanciones a los funcionarios que utilicen recursos estatales para favorecer a cualquier candidato en los comicios venideros. Ojala que eso no se quede en letra muerta.
Al mismo tiempo, se hace necesario que la oposición le brinde una explicación a la sociedad panameña, porque nadie entiende cómo se expresa rechazo a un proyecto y luego ni siquiera son capaces de preparar un informe de minoría objetando esa propuesta.