El espíritu de un hombre se mide no sólo por sus logros, sino también por sus sueños. Pocos son los ejemplos que nos deja el tiempo, de pundonor, nobleza y sabiduría. La eternidad los reclama y nos deja sin su palabra.
En un terreno yermo, sin las refulgencias del color, donde todo se ha tornado gris ceniza, donde la fuerza impera y calla la voz de la razón, escasean los individuos que por su inteligencia, hidalguía, honradez y civismo merezcan ser recordados.
Uno de ellos ha partido hacia la Patria desconocida: Carlos Iván Zúñiga. Tuvo una vida prolífica y sus actos lejos estuvieron de ser cuestionados porque estuvieron tejidos con filamentos transparentes.
Abogado de profesión, fue dirigente estudiantil, Diputado de la República por el Frente Patriótico, Rector de la Universidad de Panamá, fundador de la Cruzada Civilista y del Partido Acción Popular. Es importante recordar su rechazo a la propuesta del presidente Remón Cantera de nombrarlo Ministro de Relaciones Exteriores.
Fue uno de los protagonistas de las acciones de rechazo contra el aciago convenio Filós - Hines, allá por el 22 de diciembre de 1947.
Su vocación de docente fue sustentada por una innegable maestría con la pluma y la conciencia nacional fue estimulada o estremecida, no pocas veces, por su palabra.
Panamá ha perdido a uno de sus más notables ciudadanos. Carlos Iván Zúñiga nos deja un legado de trabajo, humildad, sensatez, inteligencia, compromiso y solidaridad. Paz a su alma.