Un caso que podría haber llegado hasta las instancias de la Corte Suprema de Justicia, se solucionó satisfactoriamente.
La presión ejercida por un grupo de residentes de la Ciudad Jardín Albrook contribuyó a que la Alcaldía de Panamá desistiera de demoler las antiguas paradas de buses, las cuales iban a ser reemplazadas por unas nuevas estructuras.
Rafael Spalding, representante de los residentes, planteó que las autoridades jamás consultaron a la comunidad sobre el proyecto. Además que las antiguas casetas de espera son parte del patrimonio histórico.
La Alcaldía de Panamá manifestó, a través de un comunicado, que no procederá a la instalación de nuevas paradas.