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La lengua del mal amigo...

Hermano Pablo | Reverendo

El niño tenía muy mal genio, así que su padre le dio una bolsa con clavos y le dijo que cada vez que perdiera los estribos debía introducir un clavo en la cerca del patio de la casa. ¡El primer día el niño clavó treinta y siete clavos en la cerca! Pero poco a poco fue calmándose al descubrir que era mucho más fácil controlar ese mal genio que meter los clavos en la cerca.

Por fin llegó el día en que el muchacho ya no perdía los estribos fácilmente. Cuando fue a comunicárselo a su padre, éste le sugirió que por cada día que tuviera éxito controlando su carácter, sacara un clavo.

Con el paso de los días el joven pudo finalmente informarle a su padre que ya había sacado todos los clavos de la cerca. Ante esto, el padre lo llevó de la mano a la cerca del patio y le dijo: "Mira, hijo, has hecho bien. Pero ahora quiero que te fijes en todos los agujeros que quedaron en la cerca. Esta cerca jamás volverá a ser la misma de antes. Cuando dices o haces cosas con enojo, dejas una cicatriz como este agujero en la cerca.

Aquel padre tenía toda la razón. Cuando herimos a otros con nuestras palabras, podemos pedirles perdón, pero siempre queda el recuerdo. No podemos exigirles que jamás vuelvan a acordarse de esas palabras tajantes. De ahí el refrán que dice: "La lengua del mal amigo más corta que el cuchillo." Es por eso que en la lección que el padre le dio a su hijo, se concentró en la relación que tenemos con nuestros amigos. Esa relación es como una hermosa planta que debemos cultivar, no sea que la descuidemos y destruyamos.

Más vale que sigamos el consejo del sabio Salomón. "El que refrena su boca y su lengua se libra de muchas angustias", afirma el proverbista, mientras que "el ligero de labios provoca su ruina". Porque así como insinúa el refrán: "El charlatán hiere con la lengua como con una espada".

Hoy más que nunca es difícil hallar un buen amigo. Sin embargo, corremos el riesgo de perderlo por simple descuido. ¿Por qué no determinamos ser buenos amigos nosotros mismos? Resolvamos evitar a toda costa pronunciar a la ligera cualquier palabra que pueda herir a un amigo. Así no tendremos que desclavar palabras que han de dejar cicatrices desagradables.



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