Perder a un ser querido es doloroso. Saber que más nunca le veremos nos llena de mucha nostalgia, sobre todo si ese ser colmó nuestras vidas de alegría y muchos recuerdos bonitos.
En el mundo de hoy, cuando ya se habla con normalidad de reservar el espacio donde uno quiere que le sepulten, resulta criticable que salte a relucir la avaricia del ser humano con lo relacionado al seguro de vida.
La mayoría de las personas prefieren no hablar de su muerte, pero hay algunos padres que saben que Dios les llamará en cualquier momento y sí desean estar listos para cuando eso ocurra y así dejar algo de dinero a la esposa e hijos.
Un seguro de vida que ayuda a resolver la situación económica es una buena apuesta. Lo que es malo es correr y revisar los papeles del ser que partió solo para golosear si dejó o no platita.
Es una lástima que en este país algunos no permitan llorar al muerto y luego enterrarlo para estar peleando plata. Parece mentira, pero el Diablo es astuto porque trabaja el corazón de las personas y los lleva a hacer cosas tan humillantes como pelearse con los hermanos, padres e hijos solo por un bentito seguro de vida.
Una vez alguien nos contó que su esposa había muerto y al poco tiempo (en cuestión de horas) ya los hermanos de ésta, o sea sus cuñados, andaban con abogado para recoger lo que dejó la mujer en el seguro de vida.
¡Increíble!. Así son las cosas en este país. Hoy te mueres y luego aparecen muchos de los que nunca se aparecieron en los últimos días de tu vida.
A estas personas que tienen tal actitud, Dios le tiene su recompensa si no se arrepienten de sus pecados. Están colocando al dinero primero que a Él y esto se llama idolatría o amor al dinero. Querido hermano, si usted está pensando pelear un "chenchen", mejor deje que Dios se encargue de todo.
