En este mes estamos celebrando 101 años de habernos separado de la hermana República de Colombia, a la cual nos anexamos tratando de contribuir a la realización del sueño del Libertador de América, Simón Bolívar; por una sola América.
Los primeros cien años de vida independiente, de país soberano, nos fuimos desarrollando en medio de intrigas políticas, de golpes de estado, de magnicidio y hasta de invasiones.
Los últimos cinco años de ese centenario, vivimos el más alto índice de corrupción gubernamental, que esperamos no queden impunes.
De ello, todos tenemos culpa. La mayoría de los panameños no escuchó a quien una vez dijo: "los pueblos tienen los gobiernos que se merecen", se equivocaron y todos lo pagamos.
Ahora, cuando iniciamos otro centenario de vida republicana y hemos escogido a un joven para que enrumbe el destino de nuestro país, cuyos propósitos son el de construir una patria nueva y cero corrupción, esperemos que esta vez no nos equivoquemos.
Que ese joven en quien hemos puesto nuestras esperanzas, nombre como Contralor, Procurador y Magistrados de la Corte Suprema de Justicia a hombres y mujeres que se identifiquen con sus propósitos y que los delitos cometidos, o por cometer, no queden en la impunidad.
Alguien alguna vez dijo: "no reduzcáis vuestro patriotismo a un sentimiento interior o a una hermosa declamación. Que sea activo, eficaz; que se traduzca no sólo por el necesario sacrificio en las horas trágicas, si no también por una labor eficiente en pro de la armonía, que es la vida de la sociedad; de la paz, que es el mayor bien de los pueblos; del progreso en cualquiera forma y, en una palabra, del positivo engrandecimiento nacional". Celebremos el primer año de una nueva era, todos los panameños, pensando y actuando con fervor patriótico, para lograr una patria nueva.
Y para nosotros, como cooperativistas, los principios y valores del cooperativismo son parte de nuestro comportamiento y los que nos obligan a tomar decisiones, lucharemos desde ésta columna, mientras así nos lo permitan, y desde otros medios, contra las pretensiones de sectores bancarios por incluir a las cooperativas en un marco legal similar a las intermediarias financieras y así poder supervisarlas. No somos, ni bancos, ni financieras.
El objetivo de las cooperativas no es exclusivamente comercial o financiero. Por Ley, las cooperativas tienen que cumplir con aspectos sociales, educativos, de ayuda mutua entre sus asociados y la comunidad, que ningún otro intermediario financiero tiene que cumplir.
El movimiento cooperativo, ahora, más que nunca, tiene estar integrado; unido.
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