Los homicidios en Panamá siguen aumentando. En promedio se registran 40 asesinatos por mes. El argumento de designar un uniformado al frente de la Policía Nacional no ha resuelto el problema. Las estadísticas revelan que desde que un militar reemplazó a un civil, los crímenes se incrementaron en 27 por ciento.
En los primeros siete meses del año se habían registrado 286 homicidios en el país. Ya antes lo advertimos, el cambio de figuras o de leyes no solucionarían el problema de seguridad.
Los componentes de la Fuerza Pública tienen recursos suficientes. Más de 400 millones de dólares se destinan de los fondos estatales para la seguridad pública. Hoy día se cuentan con recursos tecnológicos como las cámaras de vigilancia, pero hace falta algo que no se compra ni se vende: mayor mística para realizar el trabajo.
De qué valen tantas estrategias y planes que se exponen de manera excelente a través de las facilidades del PowerPoint, pero que no se ejecutan o no se llevan a la práctica.
Los esfuerzos para reforzar la seguridad deben ser permanentes y no en operativos esporádicos en ocasión de una festividad nacional. La población reclama reacción rápida de la Fuerza Pública cuando se reporte un incidente y que no le respondan que no hay patrullas disponibles.
De igual modo, se requiere una acción eficiente de la justicia, donde se le aplique la ley a quien delinque, sin importar apellidos o clase social. Sólo si se ejecutan esas acciones, se podrán ir reduciendo poco a poco, los niveles de la delincuencia en Panamá.