A los muchachos no les gustaba mucho tener que acompañar a los adultos. Pero tenían que hacerlo, ya que esa visita se había convertido en un rito de muchos años.Teníamos que ir a visitar las tumbas de los parientes que habían abandonado esta vida. Era el día de los Difuntos...
En el Cementerio Amador se reunían las familias desde horas tempranas.
Al llegar los primos todo cambiaba. Comenzaban los muchachos a hablar de sus cosas, mientras los adultos secaban las lágrimas de sus ojos.
El recuerdo de los parientes difuntos no perdía intensidad con los años. De esa manera, el abuelo desaparecido hace veinte años, todavía provocaba lágrimas en sus hijos.
Nosotros, que no habíamos conocido al abuelo, no teníamos por qué estar tristes. El momento era aprovechado para hablar del desaparecido, exaltando sus virtudes (y por supuesto, olvidando sus defectos).
No era de extrañar que los chiquillos comenzaran a jugar al "escondido" entre las tumbas. Esto causaba horror en los adultos, pues lo consideraban un sacrilegio.
De inmediato surgían las reclamaciones y amenazas de castigo.
A esa corta edad, no se sabe a ciencia cierta eso de la muerte y los recuerdos a través de los años.
Desde días antes, algún pariente se había encargado de las diligencias para que limpiaran y pintaran las tumbas. Sus buenos reales se ganaban personas que atienden los cementerios.
Incluso, ocurrían robos de coronas y figuras, lo que molestaba a los parientes.
Con los años, los grupos familiares se fueron reduciendo. La gente mayor fue desapareciendo y a su vez ocupaban otras tumbas.
Los niños crecieron y ya no fue fácil obligarlos a cumplir esta obligación familiar.
Con los años, se dejó de ir al Cementerio. Solamente se pagaba todos los años el costo de la tumba. Los recuerdos merodeaban en el hogar ese día de los muertos.
Como se ha dicho, se muere cuando el desaparecido es olvidado.
Ahora no es de extrañar que muchas tumbas sean eliminadas, porque nadie paga el impuesto. A lo mejor, quienes lo hacían también "pasaron a mejor vida".
En este día de difuntos debemos tener un pensamiento alegre hacia los que se fueron. Después de todo, su paso por la vida nos dio momentos alegres. Eso s son los que deben estar en nuestros corazones.