La escalada de la corrupción afecta a nuestra América Latina desde hace más de quince años, en una forma tan descarada que todo el mundo sabe de los casos polémicos de funcionarios públicos envueltos en actividades ilícitas, pero nadie hace algo para detenerlos.
Según las estimaciones de un informe publicado por Transparencia Internacional (TI), a por lo menos 400 mil millones de dólares ascienden las pérdidas provenientes de sobornos en las contrataciones de gobiernos.
Por supuesto, América Latina no escapa del asunto. Paraguay y Haití han quedado como los peores países en niveles de corrupción en la región.