Es un eco el clamor diario en nuestro interior, el precio de los derivados del petróleo, como la gasolina y el diesel, a tal punto que muchos se han visto en la necesidad de vender sus autos, que son tan necesarios en las faenas agrícolas y comerciales.
Regresar a la típica carreta con bueyes, es difícil a estas alturas de nuestra sociedad moderna. La explicación es la falta de talleres y artesanos que las construían y reparaban. Sin embargo, es más fácil hacerse un coche o carricoche con piezas de carros abandonados, para luego ser tirado por caballos, lo cual les resulta mucho más económico que el carro, ya que pueden transportar productos agrícolas a los pueblos o ciudades terminales; también para desplazarse de un lugar a otro en largas distancias.
Carricoches como el que nos ocupa hoy, son observados en muchos distritos de nuestro interior. Este funciona en el distrito industrial de Pesé, provincia de Herrera. No solamente sirve para transportar productos agrícola; si no también para complacer a visitantes de la ciudad capital, que ante esta novedad para ellos, aprovechan para dar un paseo por el pueblo, con una satisfacción total, como si estuviesen estrenando un nuevo juguete. Claro que al final del paseo, le agradecen a su dueño con unas cuantas monedas, que no utilizará para gasolina, sino, para alimento de su único caballo de fuerza que tiene su carricoche y lo lleva a donde quiere.