La deuda pública panameña se aproxima a los 11 mil millones de dólares. Los ingresos del fisco aumentan producto de la reforma fiscal, pero el Estado sigue contratando más deuda para financiar sus inversiones.
Es un círculo vicioso, la diferencia es que antes se contrataban empréstitos para los gastos de funcionamiento. Frente a los actuales momentos de bonanza que viven las arcas nacionales, debería implementarse un plan para reducir efectivamente el monto de la deuda del país.
Para un país tan pequeño como Panamá el nivel de endeudamiento es excesivo. Los economistas oficiales ahora alegan que la relación del monto de la deuda versus el Producto Interno Bruto ha bajado notablemente, pero obvian decir que esto es debido al crecimiento exorbitante del PIB y no por ajustes aplicados por el gobierno.
Así las cosas vale preguntar en qué han quedado las promesas que en el último trimestre del 2004 anunció el entonces ministro de Economía y Finanzas, Ricaurte Vásquez, en torno al ajuste de planillas y otras medidas.
Nada indica que existe intención de frenar el endeudamiento de la nación. Ya apenas queda en el olvido la época de 1968 cuando la deuda pública no alcanzaba los 200 millones de dólares.
Hay que abordar el tema con responsabilidad. La economía tiene sus altas y bajas; el actual gobierno ha tenido la suerte de nadar en un mar de bonanza, pero nada es eterno y por eso se hace necesario atacar ahora un problema, que mañana nos puede ahogar.