Casi dos semanas después de haberse declarado la alerta médica en torno a la muerte de pacientes hipertensos, las autoridades de Salud no han dado una respuesta concluyente sobre el síndrome que ya cobrado la vida de 21 panameños.
Según los informes preliminares, un promedio de siete de 10 afectados por el síndrome en cuestión han fallecido. Mientras se demore un informe que explique con certeza qué está causando esos decesos, la inquietud se incrementa.
Ya algunos sectores políticos están reclamando la separación de los altos cargos de las instituciones involucradas, pues no hay duda, la demora en resolver esta incógnita en materia sanitaria actúa contra las actuales autoridades.
Así mismo llama la atención la falta de pronunciamiento de los gremios médicos frente a un tema tan delicado, donde está en juego lo más preciado de todo ser humano que es la vida.
Ojalá que los resultados que están por llegar del Centro de Prevención y Control de Enfermedades de Atlanta, aclaren de una vez por todas lo sucedido, para que vuelva la calma entre los panameños.
No hay que esconder la realidad. Una gran mayoría de los panameños hoy siente temor de asistir a las instalaciones de la Caja de Seguro Social y no es para menos, porque gran parte de los afectados con el síndrome desconocido son asegurados.
La población tiene miedo. Ya no sabe ni qué pensar cuando hacen público comunicado señalando que tal medicamento no presenta peligro. ¿Qué será? La duda tendrán que despejarla las autoridades de Salud lo más pronto posible por la tranquilidad de todos.
El pueblo quiere saber la verdad sin tecnicismos y en el mismo lenguaje que siempre han entendido cuando los saturan de promesas: con transparencia.