Hace ya muchos años, el extinto profesor de geografía de nuestra admirable "Casa de Estudios" realizó con el IV año una encantadora y fructífera excursión hacia el Canal de Panamá. Ver para creer y aceptar la realidad de la obra fue el objetivo principal. Llegamos al acariciado lugar y quedamos atónitos ante la magnitud de la obra.
Nuestro Canal de Panamá es un valioso camino de agua que sirve para unir dos océanos gigantes: Atlántico y Pacífico. Nos dijeron que ese camino costó 400 millones de dólares y trabajaron en el más de 35 mil hombres.
Antes los barcos tenían que dar la vuelta por el Continente Americano y en el Polo Sur enfrentarse con las tempestades peligrosas. Barcos de todos las naciones del mundo, pagaban impuestos por el servicio, y así abreviaban el recorrido usando el canal panameño hoy día. Para salir de un puerto del Atlántico y llegar a uno del Pacífico tardara meses, gasto de tiempo, de trabajo y de dinero, se solucionó el problema con nuestra vía acuática.
Las esclusas parecen gradas y por ellos sube el barco hasta el lago Gatún. Igualmente bajan por el otro lado. Los barcos tienen que subir 25 metros y volverlos a bajar después de 6 a 7 minutos, en eso de subir y bajar, el barco sale de las esclusas y llega al panorámico lago Gatún, navega 23 kilómetros al famoso Corte Culebra que tiene 11 kilómetros de largo. Luego continúa la navegación y entra al lago de Miraflores. Al final del lago está la última esclusa, que baja nuevamente al nivel del mar. El barco ha llegado al Pacífico.
Para atravesar todo el canal, antes se tardaba 8 horas. Según el avance de la tecnología se supone que es menos.
No te pierdas jamás de ver el funcionamiento de la cuarta maravilla del mundo.
Roguemos a Dios que sea un éxito su ampliación, protección y respeto.