Al parecer el tratamiento de urgencia aplicado a la moribunda salud panameña, empieza a dar frutos. La nueva política implementada por el gobierno de Martín Torrijos, ha evitado la quiebra del sistema y empezado a reducir su déficit.
Y es que la nueva propuesta se enfoca hacia la atención preventiva en los centros de salud que brindan atención a los casos menos graves, en los programas de salud rural y en la atención en las zonas indígenas del país.
A mi juicio, dicha propuesta será exitosa, siempre y cuando se permita que el MINSA sea el único que elabore las políticas sanitarias del país, sin estar sometido a las presiones político-partidistas, ni a los caprichos estériles de grupos moralistas.
Para nadie es un secreto que con la creación del consensuado Sistema Ünico de Salud, se alcanzará un mejoramiento de los indicadores de salud y de la calidad de vida de la población panameña.
Esta iniciativa, asimismo incrementará la cobertura de servicios de atención básica a poblaciones de extrema pobreza. El proyecto se bien no es perfecto, permitirá la implementación de un nuevo sistema de salud que contempla la unificación gradual y por regiones de los servicios que ofrecen la Caja de Seguro Social (CSS) y el MINSA.
Paralelamente, garantizará el financiamiento por parte del Estado, respetando la autonomía financiera de la CSS, al tiempo que permitirá la participación de la sociedad civil a través del denominado Consejo Nacional de La Contraloría Social del Sistema Público de Salud.
Pese a lo positivo de lo anterior, no se puede soslayar la realidad de que en el país existen hospitales en áreas rurales que aún afrontan problemas financieros y falta de personal e insumos. Como bien apuntan sectores de la Sociedad Civil la unificación de la salud panameña representa una alternativa a las necesidades de atención médica de los panameños y particularmente de los que viven en zonas de pobreza.
Por lo anterior, este sistema de salud panameño debe ser eficaz y eficiente en la aplicación de las políticas sanitarias y debe acabar con el desajuste entre las necesidades de salud y la respuesta social organizada.
De ser así, el nuevo sistema de salud aportará su granito de arena en el crecimiento económico que reflejan todos los indicadores y particularmente en la proyección que ha alcanzado Panamá internacionalmente.