El Órgano Judicial, como participante de las Cumbres Judiciales Iberoamericanas, suscribió en la ciudad de Santo Domingo, República Dominicana, en el año 2006 el Código de Ética Judicial Moderno para el Continente, que establece una serie de principios que rigen el buen ejercicio del servicio judicial.
La elaboración de un Código de Ética se presenta no sólo como un emprendimiento coherente con la investidura judicial y de la función jurisdiccional, si no además, como imperativo de la ciudadanía que exige excelencia en el desempeño de un Órgano Judicial honesto, idóneo, independiente, justo e imparcial que garantice, efectivamente, el principio de legalidad, los Derechos Constitucionales de las personas y la justicia como valor fundamental del ordenamiento jurídico.
El Código de Ética Judicial rige para la totalidad de los jueces y magistrados y será aplicable en la medida que corresponda al resto de los servidores judiciales.
Su objetivo es establecer un conjunto de principios fundamentales que informan la función judicial y sus consiguientes deberes, exigencias y derechos aplicables.
Se crea la Comisión de Ética Judicial que estará integrada por un magistrado en funciones de la Corte Suprema de Justicia, dos jueces o magistrados jubilados, un abogado y en lo posible, retirado del ejercicio profesional y un profesor jubilado de la Facultad de Derecho.