Los talibanes liberaron a los últimos siete rehenes surcoreanos que mantenían secuestrados, lo que ha puesto punto final a una pesadilla de casi un mes y medio que ha concluido después de que Seúl se comprometiera a acelerar la retirada de sus tropas de Afganistán.
Los secuestradores pusieron a disposición de líderes tribales afganos a sus últimos rehenes, tres hombres y cuatro mujeres que, como sus compañeros, pasaron luego a disposición de la Cruz Roja (ICRC).
Los misioneros fueron secuestrados el 19 de julio en la provincia oriental de Ghazni. A los seis días, los rebeldes ejecutaron a Bae Hyung-kyu, un pastor evangélico de 42 años, y el 30 de julio asesinaron a otro rehén.