La carretera parecía una "serpiente de asfalto". Confieso que pensé que mi auto no podría subir la empinada montaña. La bajada era tortuosa, peligrosa. Pero no me detuve en mi exploración de "turismo interno" por sitios que muchos panameños desconocen.
Estaba el primer de agosto en San Andrés, Bugaba, cerca de la frontera con Costa Rica, en Chiriquí.
Quisimos conocer la carretera que lleva a Caizán, en Volcán.
Antes habíamos visitado Paso Canoa, la frontera con Costa Rica. Se compró dulces ticos y mercancía escolar en el lado panameño.
No me sigue agradando esa frontera. Se ve descuidada para el importante comercio que representa.
Esta vez los precios no son tan atractivos como años atrás...
Lo que sí fue atractivo es ver la cantidad de siembras que hay en la vía entre San Andrés y Caizán.
Nunca había visto tanto chayote junto. La yuca que dicen es más nutritiva que la papa, apareció por hectáreas.
"Esa gente sí que trabaja", piensa uno al ver lo que llaman "el granero" de Panamá.
Zapallo, tomate, caña de azúcar, pixbae, mamón chino, maíz y otros productos del campo, se siembran por todos lados.
Pero lo más impresionante para mí fue esa carretera de montaña.
Sus buenos millones ha debido costar. Me cuenta mi esposa que los productores de la región lucharon intensamente para que la terminaran.
Y mereció la pena. En cada sitio hay una finca que produce alimentos para el pueblo panameño. No es necesario comprar nada de esto en el exterior, porque el sudor de los chiricanos rinde.
Poco a poco, con precaución fui subiendo y bajando la carretera llena de curvas.
Lo que me impresionó mucho fue ver ríos llenos de peñas y aguas cristalinas.
Realmente daba ganas de bañarse en estos ríos de montaña.
La vegetación era espesa, con enormes árboles y bejucos. Pensaba que en cualquier vuelta me encontraría con Tarzán y Chita.
Dos días después el "turismo interno" nos llevó a un sitio totalmente distinto.
El sofocante calor de la playa La Barqueta no disminuía la belleza del lugar.
Eso es Chiriquí: diferentes paisajes y clima, todos con su encanto.
Condominios en construcción que cuestan mínimo ciento sesenta mil balboas, indican lo valioso de este destino turístico.
Ojalá no solamente extranjeros lo disfruten...