El brote de violencia "a gran escala" entre aficionados, que se desató el pasado martes en el estadio de Upton Park, ha vuelto a poner en el punto de mira el fútbol británico y ha levantado la alarma de las autoridades ante el temor de un regreso del fenómeno "hooligan" en este deporte. "Cualquiera que piense que el vandalismo tiene algún tipo de cabida en el fútbol moderno, sigue viviendo en la época de las cavernas", señaló ayer, vehementemente, el ministro del Interior británico, Alan Johnson, quien tildó de "vergonzoso" el incidente. Y no es para menos. El estadio del West Ham United parecía anoche una verdadera batalla campal.