Desde que empezó la fiesta de los Juegos Olímpicos, la polémica en el ámbito local gira, y seguirá girando, en torno a que si el atleta Bayano Kamani es o no panameño.
Lo que se sabe de él es que nació el 17 de abril de 1980, en Houston, Texas, Estados Unidos, que no habla español, y que su padre es de nacionalidad panameña.
Panameño o no, este parece ser un caso en el que jamás se llegará a un acuerdo, pues, como ejemplo, tenemos que actualmente hay quienes, 56 años después dudan de la nacionalidad de Lloyd LaBeach, único atleta que ha ganado medalla por Panamá.
Pero, lo cierto de toda esta historia es que Kamani representó a Panamá en los Juegos Olímpicos de Atenas, y que su profesionalismo y logros deportivos no se los debe al sistema educativo ni a la estructura deportiva panameña, la cual casi no existe. Ni tampoco al presidente de la Federación Panameña de Atletismo, Ricardo Sasso, ni a ningún dirigente criollo. Kamani nació, se crió, estudió y se desarrolló, física, atlética y mentalmente, en Estados Unidos. Kamani, señores, es un atleta "Made in USA", hecho en los Estados Unidos, y es al sistema educativo y a la estructura deportiva estadounidense (muy superior al sistema y estructura nuestra) a las cuales les debe lo que hoy es: un buen atleta.
Con el desprecio con que aquí los gobiernos tratan al deporte, ¿qué hubiese sido del "Gringo Panameño", como se le dice a Kamani, si hubiera nacido y estudiado aquí?
La situación de nuestro deporte está tan mal que hay quienes expresan que la peor desgracia de un deportista es haber nacido en Panamá.
El gobierno entrante y los nuevos directores del Instituto Nacional de Deportes (INDE) tienen el difícil reto de satisfacer las urgentes necesidades deportivas en el plano nacional y de cambiar la realidad actual.
Los directivos del INDE deberán alear la educación, la cultura y el deporte, para que, de esta forma, comencemos a producir atletas "Made in Panamá". ¡Ayudemos al deporte!