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  OPINIÓN

CUARTILLAS
Víctimas

Por: Milcíades Ortíz Jr. | Catedrático

Cuando escucho hablar de que hay que rebajarle la pena a un delincuente, darle oportunidad para regenerarse, o dejarlo salir de su celda para que trabaje, recuerdo un noticiero de TV de Estados Unidos.

La escena era la parte de afuera de una cárcel norteamericana. A un lado, decenas de personas con cartelones, gritando que le perdonaran la vida al asesino.

En el otro lado, una o dos personas calladas señalaban que se hiciera justicia.

Resulta que un desalmado había golpeado, violado y asesinado a una pobre ama de casa, madre de varios hijos.

Fue condenado a muerte y ahora faltaba poco para ejecutarlo. Pero decenas de personas, que nunca conocieron al sujeto y menos a la inocente víctima, luchaban para que lo dejaran con vida.

Es que como ocurre en Panamá, (aunque en menor intensidad) hay mucha gente y expertos que hablan a favor de los maleantes detenidos, sean adultos o menores.

Pero pocos se preocupan por los derechos de las víctimas. De esos inocentes seres humanos que perdieron la vida, o se las arruinó para siempre un sujeto maleante, sin Dios ni ley.

Pocos se inmutan ante los traumas psicológicos que quedan por años en los que sufrieron la violencia del condenado.

Claro que todos tenemos derechos, pero también hay que tomar en cuenta a quienes sufrieron la acción violenta del bestia.

Cada vez aumenta el número de personas que se ponen del lado del que comete el delito y se olvidan del inocente que sufrió sus vejámenes.

"Pobrecito, disminúyanle la pena. El no tiene la culpa sino la sociedad injusta. Edúquenlo, dénle entrenamiento para que se regenere, etc.".

Así piensan aquellos que quieren convertir en un angelito al peligroso hampón, sabiendo que en nuestras cárceles es difícil regenerarse.

Me parece que también hay que hacer leyes que protejan a las víctimas. Que les presten ayuda psicológica y de cualquier tipo, para que superen la desdicha que les causó el bandido que ahora quiere convertirse en "blanca paloma".

No convirtamos en héroes o personas dignas de lástima, a individuos carcomidos por los bajos instintos; sujetos que no pueden catalogarse como "seres humanos".



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