Bien guardado. Si quieres guardar un bolso durante algún tiempo, llénalo de papel de periódico y luego, envuélvelo en papel de seda. Antes de guardarlo en el armario, mételo en una bolsa que sea de tela.
Correas de piel. Si la correa de tu reloj es de piel debes tener la precaución de frotarla de vez en cuando con un algodón empapado de tu crema hidratante habitual.
Sillas de lona. Este tipo de sillas que tanto gustan a muchas personas tienen el inconveniente de que se deforman con frecuencia. Para evitarlo, sólo debes humedecer la tela con un vaporizador de agua y dejar que se seque al sol. Conseguirás que vuelvan a recuperar la firmeza del primer día. Verás qué bien.
Bolsos de cuero. Si quieres devolver el brillo a tu viejo bolso, frótalo con un paño mojado en un poco de leche hidratante de la que utilizas habitualmente para el cuerpo. Luego, frota bien con un paño seco para sacar brillo y así eliminar los excesos de crema que puedan quedar.
Aire acondicionado. La plancha superior de este tipo de aparatos que se colocan en el exterior suele ensuciarse por las palomas y demás pajarillos. Y de tanto fregarla, se deteriora ya que la humedad la pica. Si no quieres que esto suceda, límpiala, sécala y fórrala con papel adhesivo transparente. Se mantendrá en perfectas condiciones durante mucho más tiempo. En invierno puedes colocar un plástico de los que se emplean para que no se moje la ropa.