Sin duda es la obra más grande del nuevo centenario de la República. He aquí el origen de su nombre, pero ¿qué sentido tiene inaugurar una obra de tal magnitud que no podrá usarse inmediatamente?
La mayoría de los panameños percibe como una burla que la obra esté lista, mas no así las carreteras que harán las conexiones por ambos lados del Canal, sin embargo, para la presidenta Mireya Moscoso la situación no es así, pues ella anunció que el puente Centenario lo entregaría un 15 de agosto de 2004 y fue así. Ayer se inauguró la obra de más de 100 millones de balboas.
Las críticas de los expertos y dirigentes no se hicieron esperar, pues el propio presidente de la Sociedad Panameña de Ingenieros y Arquitectos, Abdiel Cano, opinó que la inauguración sin que estén terminadas sus vías de acceso, busca "única y exclusivamente satisfacer el ego" de la mandataria. Este tipo de acciones no se estilan porque en todos los países donde se entregan las obras se hace de formas total, no parcial.
No hay duda que cada presidente desea dejar una obra para que todos le recuerden. Esta era la favorita de la presidenta, pero para algunos políticos como la legisladora opositora, Teresita de Arias "es una muestra de derroche e incompetencia, que debe ser el símbolo de lo que ha sido un Gobierno inepto y corrupto que deja al país sumido en la pobreza y con problemas financieros graves".
Cualesquiera que sean las críticas, los panameños, sobre todo los que viven en Panamá Oeste, ven con optimismo que al menos el puente esté listo. Esto significará, una vez culmine las carreteras, que los tranques matutinos y nocturnos se acabarán.
La ciudadanía no debe despegar sus ojos del proceso de la obra en el nuevo gobierno que comienza.