Traté de pensar por donde iniciar este escrito sobre las penurias que pasan las familias que viven en la Casa Arias de El Chorrillo, pero son tantas que se hace difícil saber por donde iniciar, al tiempo que uno no se explica cómo las necesidades llevan a estas personas a vivir en condiciones sanitarias tan críticas.
Este vetusto multifamiliar de dos pisos construido de madera y cemento, es hogar de unas 76 familias y campo de juego de infantes que conviven entre los excrementos, basura, larvas de mosquitos y cuanta inmundicia a uno se le pueda ocurrir.
Entre el olor penetrante de aguas negras que llevan años en el patio interno, residentes del viejo caserón explican que han estado en el olvido y sólo en el tiempo de política llegaron algunos candidatos que prometieron y les dejaron unos cuatro cuartos de baño a medio hacer.
"Aquí una vez cerramos la Avenida A hace 3 años, y hemos ido cuatro veces a la Junta Comunal, pero no ha servido de nada", manifestó una residente.
Y es que, el problema que afronta la gente de la Casa Arias es de tal magnitud que deben defecar en cartuchos y cubos, en el peor de los casos peleando con los gusanos que como hormigas tratan de meterse en los diminutos y desordenados cuartuchos de madera.