El anuncio del Evangelio es la misión esencial de la Iglesia. Por eso muchos sacerdotes, religiosos(as) y también laicos han sido enviados a los llamados "países de misión". Nuestra sociedad se ha descristianizado tanto que se le puede llamar también "país de misión".
NUESTRA REALIDAD:
Si bien es cierto que nos consideramos un país católico, pocos viven la fe comunitariamente, muchos viven una fe superficial, sólo participan de las celebraciones de Semana Santa y Fiestas Patronales, y una gran cantidad, incluyendo bautizados, viven alejados de la Iglesia.
Muchos no conocen a Jesucristo, para otros parece una referencia abstracta, sin mayor impacto en su estilo de vida.
También hay quienes viven la situación positivamente, dando la máxima importancia: la evangelización, sobre todo a los más alejados.
La evangelización es el anuncio de la buena noticia que en Jesucristo Dios se nos ha hecho conocer como un Padre bueno y misericordioso que tiene un proyecto de vida para con la humanidad.
ILUMINEMOS LA REALIDAD:
La llamada a evangelizar sólo resuena en quienes viven en comunidad unidos a Jesucristo. Evangelizar es hacer conocer a Jesucristo, es despertar en la gente la inquietud por conocerlo cada vez más, amarlo y seguirlo. Leamos: Mateo 28, 16-20.
San Pablo captó ese amor apasionado de Dios y quiso infundirlo en sus comunidades. Leamos: Rom. 10,14-17.
ACTUEMOS:
Demos gracias a Dios porque nos ha dado a conocer a su hijo Jesucristo y ha querido hacernos colaboradores suyos para anunciar el Evangelio.
En su presencia preguntémonos:
¿Qué hacer para que crezca en nuestras comunidades el convencimiento de que el anuncio del Evangelio es una tarea urgente para todos nosotros?