Panamá pudo definir en el tiempo regular y no lo hizo, incluso tuvo para marcar en el alargue y tampoco anotó. Los penales son una lotería.
La Copa de Oro se nos esfumó como por arte de magia, con ellos el sueño de un equipo que quería ser campeón, los sueños de un pueblo que se volcó a las calles vestidos de rojo esperando un triunfo ante Estados Unidos.
El encuentro terminó igualado a cero goles en 120 minutos. Luego, en la tanda de penales, la suerte no acompañó a nuestros pateadores y caímos 3-1.
Panamá vivió en la Copa de Oro una historia de cuentos de adas. Muchachos, ustedes son campeones en nuestros corazones.