La fiesta de las exoneraciones alcanza ahora a los representantes de Panamá ante el Parlamento Centroamericano. Principales y suplentes adquieren lujosos autos introducidos libres de impuestos, que son traspasados luego a terceras personas.
Mientras a la clase media se le castiga al deducirle de salida el 10% de sus gastos de representación y deberá aportar otros 8% de esos ingresos al programa de Invalidez, Vejez y Muerte, a los miembros de la Asamblea Nacional de Diputados y del Parlacen, se les exoneran hasta 60 mil balboas por la compra de autos Ferrari, Maseratti y Porsche.
Sin duda que esas compras envuelven un negociado. El político contacta a una persona adinerada y pacta con ella la adquisición de un auto lujoso. El diputado recibe a cambio al menos la mitad del monto de la exoneración.
La Dirección de Aduanas muy bien puede iniciar una investigación frente a esta defraudación. Las pesquisas no son complicadas. Sólo hay pedirle a las agencias que vendieron esos vehículos que envíen copia de los cheques de cancelación de los autos para cotejar las cuentas de dónde se pagaron o a nombre de quien se libró la carta promesa de pago en el banco.
Al mismo tiempo se hace necesario, que el oficialismo que hoy cuenta con una amplia mayoría presente un proyecto de ley que elimine esas exoneraciones, que constituyen un foco de corrupción.
Los diputados perciben grandes ingresos y muy bien pueden pagar los impuestos de introducción de sus vehículos. Hay que enviar mensajes claros de que existe una verdadera intención de acabar con la corrupción.