La posibilidad de que los Estados Unidos de América suspenda sus elecciones presidenciales en noviembre ante el temor de posibles atentados terroristas en su territorio, ha causado revuelo en la potencia norteña, debido a las terribles consecuencias políticas que acarrearía tal situación.
Es un rumor tan fuerte que hasta la revista Newsweek lo publicó hoy.
La sombra de los eventos trágicos ocurridos el pasado 11 de marzo en España, en donde unas 191 personas fallecieron en atentados terroristas a pocos días de las elecciones generales, es un precendente nefasto: los seguidores de Osama bin Laden pueden intentar nuevamente la alteración de resultados electorales, esta vez en la mayor potencia mundial.
Igual, se teme que se repita el fenómeno de la caída del gobierno conservador de José María Aznar, ante la marejada de críticas y cuestionamientos frente a un brutal ataque terrorista similar o peor que el 11 de septiembre de 2001.
El martes 2 de noviembre, unos 150 millones de estadounidenses votarían entre las opciones tradicionales de los Partidos Demócrata y Republicano para elegir a su mandatario por los siguientes cuatro años.
George W. Bush, el actual presidente, busca su reelección y enfrenta la fuerte oposición del senador demócrata John Kerry, que ha sabido sacar provecho de todos los errores de la presente administración republicana, sobre todo la costosa y sangrienta invasión a Irak, además de las consecuencias de la guerra al Terrorismo.
Si bien Estados Unidos es una democracia plena, ya hay voces en los demócratas que piensan que la maniobra de Bush es una forma sutil de "sabotear" las aspiraciones políticas de Kerry, ante su empuje electoral.