Todavía no llego a comprender para qué y porqué presentar un proyecto de reforma a la Constitución Política de la República de Panamá, y menos aún porqué el actual gobierno, conjuntamente con la bancada oficialista, la cual será oposición dentro de dos (2) meses, están apoyando el proyecto de reforma.
Dentro del paquete reformista están ciertos cambios que sí merecen ser apoyados, como son la eliminación de un Vicepresidente de la República y de uno de los suplentes a legislador, pero esto será posible a partir del 1º. de septiembre del 2009, entonces ¿cuál es el apuro?, si durante el lustro que estará en el solio presidencial el Lic. Martín Torrijos Espino, se puede llamar a la constituyente, paralela o absoluta, para hacer estos cambios y otros más.
La libre postulación, como principio constitucional, es un punto a favor de las reformas. Igual que el artículo 10, que elimina la inmunidad parlamentaria, ya que los legisladores "podrán ser investigados y procesados" por delitos comunes, laborales y por asuntos familiares. Lastima que no se lo pueden aplicar al legislador De La Hoz.
En el artículo 34 de las reformas, se están eliminando dos párrafos que están en la Constitución actual. Uno de ellos es el siguiente: "Las Juntas comunales podrán requerir la cooperación y asesoramiento de los funcionarios públicos nacionales o municipales y de los particulares". ¿Cuál será el objeto de eliminar esto último?
Preguntas a los reformadores? ¿Eliminando el control previo se controlará la corrupción? Muchos artículos constitucionales, siempre terminan con la frase "la ley reglamentaria". Esto me deja con la sensación que en los primeros meses del nuevo gobierno, el control previo no se aplicará, producto que los legisladores estarán ocupados en otros menesteres y les será muy difícil confeccionar la Ley respectiva.
En conclusión, a Pablo Pueblo, a Juanito Alimaña, a Ligia Elena, y a todo el pueblo panameño, estas reformas no les interesa, ya que en su gran mayoría se aplicarán cinco años después, y lo peor que no resuelve el día a día que el panameño está sobrellevando.