Una barriga no planificada a una edad no apropiada, una deuda impagable, estar sin empleo y los hijos sin comer, no sentirse amado, ser adicto a las drogas, quemar a su esposa son situaciones que el ser humano experimenta como fuertes. Muchos han expresado ante tanto impotencia la siguiente frase: ¡Me quiero morir! Es el pensamiento desesperado que atraviesa en la mente de muchas personas cuando están sufriendo alguna grave situación en la que no ven mejor salida que la muerte.
Los propios seres humanos sabemos que todo tiene solución, excepto la muerte. Bajo esta premisa, debemos estar claros que Dios tiene la solución por imposible que está parezca, y para lo cual se requiere de fe pues es necesario que todo aquel que se acerca a Dios crea que Él existe y que es galardonador de los que le buscan, pues lo que al hombre parece imposible, para Dios todo es posible.
La lepra, por ejemplo, representa el grave problema que orilla a pensar en la muerte, y el acercamiento del leproso a Jesús, representa la fe con la que hoy debemos acercarnos al Señor. Observa que Jesús no rechazó al leproso, inclusive hizo algo que nadie hacía, ¡le tocó!, Y además en atención a la fe de ese hombre, lo sanó.
Hoy día Dios tiene la respuesta al más grave de los problemas. Pensar en la muerte como salida es un grave error, lo mejor es acercarse a Dios, recibir de Dios vida abundante y poner en sus manos todo aquello que te acongoja y te deprime, y al igual que el leproso clamar con fe "Señor si tu quieres puedes limpiarme", te aseguro que Dios lo hará.
Estimado panameño (a), no dañes tu vida ni la de los demás. Si te matas, y si tienes hijos, ellos estarán peor. No tendrán padre. No podrán terminar su educación porque tendrán que hacer lo que tu no querías, que es seguir adelante con el sostén de la casa. No cometas la peor cagada de tu vida. Please, ¡no te suicides!