La Presidenta filipina, Gloria Arroyo, prohibió a los filipinos viajar a Irak. La restricción rige tanto para civiles como para militares.
Su decisión es consecuencia del secuestro de un filipino, en manos de una agrupación iraquí que amenaza con decapitarlo si el gobierno de Manila no retira sus tropas de Irak.
Todo parece indicar que el filipino prestaba servicios en una empresa saudita en Irak que trabaja para el Ejército norteamericano.
En Irak están destacados unos 50 soldados filipinos y laboran unos 3,000 civiles de esa nacionalidad.