Un atacante suicida hizo estallar un coche bomba en medio de un funeral en un pueblo en el norte de Irak, matando a seis personas e hiriendo a 35.
La explosión en Khalis, unos 80 kilómetros al norte de Bagdad, fue el ataque guerrillero más sangriento desde que asumió el control del país un gobierno interino de manos de las fuerzas de ocupación estadounidenses, el 28 de junio. Los extremistas consideran ilegítimo al gobierno.