El hijo del "Gran Panamá Viejo", a sus 67 años, es ejemplo de trabajo, de deporte, de balompié, de ilusiones, de recuerdos marcados muy profundo en su mente, en su piel y en la sonrisa de sus 600 niños, esos que maneja, a los que les enseña esa hermosa palabra de seis letras: fútbol.
Nacido con partera, allí mismo en su barrio, El Chorrillo, hoy es todo un personaje en pos de alejar a la juventud de las drogas.
Son tantos años, tanta experiencia y tantos recuerdos, que aún viven en la mente de Alfonso "Foncho" Méndez.
Sus recorridos por las calles de El Chorrillo en la década del 50, sus pasos por esos caserones rellenos de sonrisas, de alegría, de ese pueblo chorrillero, que dentro de su humildad respiraba deporte, vida y mucha hermandad.
Hablamos de ese mismo "Foncho" que se salió en su segundo año en el Artes y Oficios, para trabajar, porque tenía que ayudar al sostén de su familia.
Familia que tenía en la lavandería "El Cielo" su diario vivir, pero un giro del destino, en un gran fuego que sacudió el vecindario, terminó por destruir el lugar.
"El negocio, para mi tristeza, se quemó, fue una época dura. Mi papá planchaba y mi mamá lavaba la ropa en la lavandería", recordaba taciturno "Foncho".
"Era una lavandería muy popular, los boxeadores de ese entonces, Melvin Brown, Horacio Oti, Baby Green, todos llevaban la ropa. Vivíamos bien", destacó el dirigente deportivo.
"A mi padre Francisco Antonio Méndez, le decían el Gran Panamá Viejo. Después de perder el negocio quedamos en el aire. A mi papá lo vi llorar en la escuela Amador Guerrero. Nunca me olvido de esas lágrimas", señalaba mientras miraba lejano.
"En esa época no te ayudaban, ibas para la calle. Cuando llegó la etapa de ir a la escuela no pude ir, pues tuve que trabajar", señaló.
"Foncho" se detiene en la entrevista, hace un alto, mira a un lado, mira al otro, sus ojos hundidos hacen levemente una señal solemne, una especie de minuto de silencio, una especie de minuto hacia Dios, en memoria de su familia desaparecidos.
Prosigue el relato, menciona a su mentora, a su madre, Antonia de Méndez. A ella nunca la olvida.
"Ellos están juntos descansando en el cementerio de Amador, allá tengo a mi hermano "Papi", a mi madre y a mi padre. Siempre que puedo los visito, a ellos los tengo presente", acotó.
SUS SUEÑOS
"Mi anhelo es seguir trabajando con la niñez. No me voy a quedar con los brazos cruzados a esta altura de mi vida, tengo vocación para aglomerar infantes y voy a continuar en esto", destacó.
"Foncho" luego de ver tanto fútbol, jugadores y épocas, se entrega ahora a trabajar con niños.
"Estoy tranquilo, estoy feliz con el trabajo que desarrollo. He estado en cursos internacionales, más todo lo que hice como jugador. No drogas, no licor, no fuga, no nada", dijo la fuente.
"Cada camada que hago con los juegos juveniles es algo importante para mí, tengo tres años de estar en Juan Díaz", destacó.
La filosofía de Méndez es sencilla "Todos no pueden ser buenos, pero no todos puedes ser malos. Desde 1985 estoy haciendo deporte, maratones, alejando de las drogas a los niños", manifestó.
"Ahora estoy en Juan Díaz por orden del alcalde. Antes sólo eran los varones, pero hay que darle oportunidad a las niñas", agregó.
"30 alumnos por escuela, 15 masculino y 15 femenino. Son 18 escuelas. Hice un desfile de 600 niños, no es fácil organizar un trabajo como éste", destacaba.
"Este viernes en el gimnasio Arturo Brown, allí tu verás el trabajo en la gran final".
SU CARRERA
"Estuve en la selección en un bolivariano, era lateral izquierdo o derecho. En ese entonces lo máximo era la liga distritorial. Jugaba para El Chorrillo y el River Plate", explicó Méndez.
"Mi único hermano era el reconocido periodista deportivo "Papi" Méndez, más mis cuatro hermanas", agregó.
"Jugué contra el Perú de Chumpitaz y Cubillas. Empecé tarde en el fútbol, a los 26 años", destacó.
Y es que son tantas cosas que tú puedes contar "Foncho", no alcanzan las páginas, ni las teclas. Esa historia sólo la viviste tú, con tu barrio, tu familia, tus niños, tu dolor, tus alegrías. Sigue así por los niños y niñas. Sigue con tu frase favorita: "A todos los quiero".
VIDA DE MUCHACHO
"Foncho" tuvo que trabajar en una lavandería de un amigo, luego en una disquera donde conoció a varios músicos.