La independencia de las Trece Colonias norteamericanas un 4 de julio de 1776 marcó un hito en la historia, debido a que fue la primera vez que un pueblo del Continente exigió libertad y derechos civiles al poderoso imperio británico.
Hombres como George Washington, Benjamín Franklin y Thomas Jefferson dirigieron al que hoy denominamos pueblo "estadounidense" hacia la completa autodeterminación soberana, lograda a sangre, sudor y lágrimas en 1783.
La Revolución Norteamericana dio energías a otros movimientos independentistas e incluso impulsó el alzamiento popular en Francia, en 1789.
En el contexto contemporáneo, los Estados Unidos de América se han convertido en la mayor potencia mundial y protectora de los valores democráticos.
Para Panamá, las relaciones con Washington han sido intensas, fortalecidas en su momento por eventos coyunturales que hicieron a los estadounidenses fijarse en el Istmo para el proyecto de Canal interoceánico, construido entre 1904-1914.
Sin el respaldo decisivo de Estados Unidos, los próceres panameños a su vez nunca hubieran logrado la independencia de Colombia en noviembre de 1903.
Empero, no todo fue color de rosa. Han existido sacrificios y conflictos que han enturbiado las relaciones de Panamá con el Coloso del Norte.
Es imperante mantener nuestras relaciones a un nivel tolerable con Estados Unidos, no por el solo hecho de que sean el principal socio comercial, sino también por el floreciente intercambio cultural.
De igual manera, Estados Unidos debe ver a Panamá como un socio en el negocio canalero, un país amigo durante las crisis. Que respeten siempre nuestra soberanía, elemento determinante para que la cordialidad diplomática genere frutos a largo plazo entre ambas naciones.