Aunque usted no lo crea, hay gente que insiste en la mala y nociva práctica de abusar el uso del teléfono. A pesar de que la privatización elevó las tarifas telefónicas, a los abusadores eso no le importa, siguen con el mal hábito de mantener extensas conversaciones por vía telefónica.
Usted puede observar a estos elementos en el hogar y los centros de trabajo.
Hay personas que tiene n que contactar ciudadanos en la calle, pero recurren al modo fácil de hacer su labor por control remoto; llegan a la oficina de la empresa para desarrollar vía telefónica la labor que debieron cumplir en un contacto cara a cara. Esta situación perjudica la labor de otros trabajadores, que se ven imposibilitados de utilizar una línea telefónica, porque un avivato se apodera del aparato.
Es injusto y odioso a la vez, que muchas personas que insistan en hablar un largo período de tiempo por la vía del teléfono, cuyo creador Alexander Graham Bell lo ideó para acortar distancias y sostener conversaciones útiles, no para alargar conversaciones.
No puede ser que gente tenga la osadía de usar los aparatos para dialogar sandeces o hacer un trabajo, que debió cumplir en la calle.
El panameño, por características sociológicas, es un ser que practica el coloquio y hace lo que sea necesario para lograrlo.
Ahora, con la tecnología del celular, algunos optan mejor por utilizar los planes más baratos para cumplir con su objetivo de hablar, hablar, hablar... (bla, bla, bla).
Los técnicos en materia de telecomunicación considerar que abusar de la red fija (el teléfono residencial o comercial) satura la línea e impide que se ejecuten más llamadas. Este suele ocurrir más a menudo para la época de fin de año.